Las infraestructuras y el paisaje
Muchas veces los que vivimos en las ciudades necesitamos cambiar a entornos menos urbanizados. Por desgracia poco a poco, y casi sin darnos cuenta, estos entornos son cada vez más difíciles de encontrar. Y lo complicado es poder compaginar las infraestructuras y el paisaje.
Paisajes modificados por nuevas infraestructuras.
En este verano he tenido la posibilidad de contemplar paisajes que hace unos años estaban casi vírgenes. Eran paisajes de toda la vida, del típico que se puede contemplar en un pueblo de la costa, o de la montaña. Pero el mal desarrollo y el desprecio por el paisaje que se hace gala en la construcción de infraestructuras, hace que cada vez sea más difícil encontrar lugares donde la sensación de estar en un lugar perdido y lejos del mundanal ruido.
Mucha culpa de ello es precisamente la construcción de grandes infraestructuras como es el caso de las autovías.
Así podemos ver lugares como el Valle del Valcarce. En este lugar de tener una carretera N-VI saturada en la que se podia contemplar el paisaje de las montañas por las que pasaba. Ha pasado a tener un paisaje atravesado por grandes viaductos. Y el lugar que podía haberse convertido en un paraíso paisajístico. Y todo por no tener en cuenta el impacto paisajístico de la infraestructura.
Paisaje sonoro.
De estos ejemplos hay muchos en la geografía española. E incluso cuando lo que se daña, no solo es el paisaje visual sino el paisaje sonoro. Esto sucede a pesar de que España ha firmado el convenio europeo del paisaje. Y que poco a poco se está legislando en base a las directrices que marca este documento.
Es cierto que el paisaje incluye la evolución de este por las condiciones socio-económicas del entorno que le circunda. Pero no es menos cierto que este entorno, en un principio sufre un impacto y que este impacto va cicatrizando conforme pasa el tiempo. Haciendo que la infraestructura se haga inherente al paisaje.
Pero de todas formas hay lugares en los que no se ha tenido en cuenta este paisaje y que afectan directamente a entornos que deben cuidarse por motivos normalmente históricos, o medioambientales. Y en los que este impacto debería ser lo más leve posbible-
Camino de Santiago.
Así, en el caso del Valle del Valcarce, en la Nacional VI, este coincidide con el Camino de Santiago. Y más concretamente sobre el protegido Camino Francés. La legislación que protege este camino, Patrimonio Mundial de la Unesco, varía dependiendo de la comunidad autónoma en la que estamos. A pesar de ello es generalizado la degradación del paisaje en muchas partes del camino.
Podemos ver casos como las que suceden en el Alto del Perdón en Navarra. Donde hace ya más de 10 años se instaló un parque eólico que se ha convertido en un hito en el camino. En este lugar no hace mucho se ha construido una autovía. Y esta rompe con el paisaje tradicional en forma de “gran cicatriz” bastante visible y que no han tenido en cuenta el impacto que ha generado sobre todo en el paisaje. Anteriormente desde ese lugar, desde el Alto del Perdón, se podía ver un paisaje agrícola extenso y con la características propias de este.
En la actualidad este paisaje, se acompaña de una esta “gran cicatriz”, como hemos indicado y lo que es peor un ruido en forma de zumbido que hace que el entorno no sea tan agradable como podía serlo anteriormente. Ya no parece, como sucedía anteriormente, que el camino parecía que se encontraba en medio de la nada. En él que se podían oír los pájaros, si, también se podían oír los aerogeneradores, pero era mínimo, no teniendo el mismo impacto que está teniendo la autovía.
La legislación se queda corta.
Legalmente parece que cumple con la normativa de protección del camino de Santiago. Pero como toda ley, tiene sus limitaciones. Al estar en alto la cuenca visual es mayor desde el punto en el que se encuentra. No valiendo leyes que protegen a lo sumo los 50 metros entorno al trazado del camino. De la misma forma, es probable que la Declaración de Impacto ambiental no contemplase el impacto del ruido, o lo disimulara de una forma no muy ortodoxa. Como sucede en otros casos.
Con todo, cada vez se ven más síntomas del despertar en la población de la existencia de un impacto paisajístico. Como en su día despertó respecto de los impactos medioambientales.
Es difícil pedir que se conciencie de forma rápida a la población de la importancia del paisaje, si bien los efectos están a la vista y es fácil dar a entender los efectos sobre el paisaje tradicional al que estamos habituados.
Por último, no estamos en contra de hacer nuevas infraestructuras. Estas son sin duda necesarias. Pero si que la relación del Las infraestructuras y el paisaje sea tratada de forma que las primeras se realicen mirando el impacto que pueda causar sobre este. Como en su día se inició el tener en cuenta al medioambiente y los impactos de la infraestructura sobre este.
EL tiempo nos dará la razón si realmente la tendencia es proteger el paisaje o se seguirá destruyendo tal como ahora conocemos.